La de cualquier persona, como tú, como ellos, como ellas o como yo.

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domingo, 16 de enero de 2011

Ser cesante

A partir de diciembre del 2010, quedé cesante. El por qué no importa. Pero después de casi dos años de trabajar sin parar y crearme una carrera "brillante", me quedé cesante y sin proyecciones inmediatas.


Tanto es así que, con las deudas que no paran de llegar mes a mes, me vi en la postura de ir a la Administradora del Fondo de Cesantía y pedir el pago de mi seguro. 


En la página de la AFC, decía que después de que me dieran el seguro, tenía que inscribirme en la OMIL de la Muni de mi domicilio, porque de esa forma se comprueba que uno no tenga pega. Pero nada de eso pasó. Tomé un número (faltaban como 300 personas antes que yo), me fui a fumar para hacer la hora, y cuando me tocó, me pidieron el finiquito, me hicieron firmar y listo. Me dieron en dos cuotas todos mis fondos que, sagradamente mi empleador y yo habíamos juntado en el chanchito de la cesantía. Ahí dejé de maldecir el hecho de que me quitaran casi el 20% de mi empobrecido sueldo.


Así que durante dos meses, puedo tirármelas. Pero a la vez, tengo que encontrar pega.


Eso es lo peor que uno puede hacer. Volver a las pistas de la búsqueda de pega. Es tan tedioso y me dan tanta lata, que ya mi predisposición inconsciente-consciente, me hace no terminar en dicha pega. Autoprofecía cumplida.


La última vez que busqué pega, fue cuando me echaron de aquél lugar que no será nombrado. Fue ATROZ. Primero, una prueba de conocimientos común con los otros postulantes. Casi la mitad de mi clase estaba allí.


Todo iba bien en la prueba hasta que me preguntaron por los nombres del Jefe del Servicio al que estaba postulando, el del Ministro de Economía, el Presidente del Senado, y otros señores que no tenía idea quiénes eran. VERGUENZA TOTAL.


Una semana después, me llamaron para la sico-laboral, a lo que yo estaba totalmente sorprendida después de dejar en blanco el nombre del señor que sería mi jefe y confundir a Navarro con Pizarro...


La entrevista duró como dos horas y después de casi tratar a la sicóloga como si fuera mi sicóloga (no lo hagan), de comerle sus dulces, y de ver las típicas cosas en esas manchas en que no hay que ver ni sangre ni cosas sexuales, viene y me pregunta lo más idiótico que se puede preguntar a cualquier persona: "¿Cómo te ves en 5 años más?" JAJAJA. ¡Ni siquiera sé en qué me veía en 5 meses más, menos en 5 años! Obviamente mentí: "Bueno, haciendo un magíster o doctorado en derecho, ya sea aquí o en el extranjero, porque quiero mejorar mi educación y carrera profesional" JAMÁS!!!! Volver a estudiar derecho no es una opción para mí. Pero no le iba a decir la verdad: "Me veo en una cabaña cerca del mar con una máquina de escribir" o "Viviendo en París, mientras atiendo mesas y estudio Historia con el profe Grimal".


A pesar de todas mis mentiras, no me eligieron. Pero al menos tuvieron la cortesía de llamarme para decirme que perfil "no era idóneo para el cargo". 


Pero el sólo hecho de volver a pasar por eso, una y otra vez, me duele la cabeza altiro y me da una profunda lata. 


El problema es que HAY que trabajar. No hay otra forma. Intenté ganarme el loto o el kino, pero ese plan -extrañamente- no funcionó. No. Como dice mi papá, la gente como uno no se gana la plata fácil.


FUCK. A trabajar entonces. A las minas de sal. Empezar de nuevo. Nueva gente. Nuevo cubículo. Nuevos dolores de cabezas. Corrección: los mismos dolores de cabeza, pero en otro lugar.-



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